En la Edad Media hubo dos grandes grupos de personas: aquellos, como los campesinos, que no abandonaban su lugar de nacimiento; y aquellos que pasaban su vida viajando. A este último grupo pertenecían los soldados de fortuna, las cortes de los reyes, las delegaciones diplomáticas y eclesiásticas, los pastores trashumantes, los predicadores, los artistas, los artesanos, los vagabundos, los maleantes y los peregrinos.
Peregrinar en estos años era realmente una aventura peligrosa, no como en la actualidad. Los peregrinos tenían poca información sobre los lugares que atravesarían y no siempre era segura. Además, no sabían hablar las lenguas de los países y regiones por lo que iba a pasar, ni sus costumbres, no tenían mapas que les indicaran los caminos. De ahí que los peregrinos que emprendían el viaje estuvieran asustados por los peligros que se decía que debían afrontar.
El peregrino antes de ponerse en marcha hacía testamento porque sabía que a lo mejor no volvía a ver a su familia. De hecho, muchos morían a lo largo del viaje no solo a causa de los bandidos que encontraban por el camino, sino también por accidentes y enfermedades.
La mejor manera de peregrinar era ir en grupo no solo porque los peregrinos se podían ayudar mutuamente en caso de peligro, sino también darse ánimos, hablar y divertirse y hacer así el camino más ameno. De hecho, durante el camino, como sucede en la actualidad, se forjaban grandes y bonitas amistades.
La mayoría de las personas era gente sencilla y hacía el camino andando, de ahí que su equipaje fuera ligero. Solían llevar una escarcela, una esclavina, un bordón o báculo y un sombrero de ala ancha. Pocos elementos, pero muy útiles.
Por ejemplo, el peregrino que iba a Santiago se cosía en su ropa conchas de las vieiras, figuritas de hueso o azabache.
Sin embargo, el camino también lo hacía gente rica y poderosa, como nobles o reyes, que, acompañados con todo su séquito, viajaban cómodamente a caballo y con todas las cosas necesarias para sentirse casi como en su casa. Su llegada al centro de peregrinación era todo un acontecimiento en la ciudad.
Peregrinos famosos a Santiago.
Se conocen muchísimos personajes ilustres que fueron en peregrinación a Santiago de Compostela, como el duque de Aquitania Guillermo X, Luis VII de Francia, Jean van Eyck o el duque Cosimo III de Medici.
En la Edad Media había diferentes centros de peregrinación, pero los principales eran: Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela.
Curiosidades
Ser romero: en origen significaba “viajar en peregrinación a Roma”.
Ser palmero: era el peregrino que iba a Jerusalén porque de Tierra Santa traía palma.