En la radio y en las discotecas campea la canción Bzrp Music Sessions #53 de Shakira, en la que la colombiana dispara certeramente contra su expareja. Todos hablan del “efecto Shakira” y del nuevo filón musical abierto. Sin embargo, este fenómeno no es nuevo. En pasado, muchos cantantes dejaron patente su despecho con mayor o menor sutiliza por el final traumático de un amor.
Algunos artistas que, como Shakira, en el momento más álgido del dolor, echaron en cara a sus parejas todo su desprecio por sus infidelidades (Rata de dos patas de Paquita la del Barrio y Ese hombre de Rocío Jurado), dejándoles claro que para ellos no había posibilidad de vuelta atrás y que regresaran por dónde han venido (Olvídame y pega la vuelta de Pimpinela).
Otros, todavía con la herida abierta, recriminaron a sus exparejas su nueva vida (Hawái de Maluma), diciéndoles que nadie los amaría como ellos y que según ellos se arrepentirían; o decepcionados les acusaron de destruir los proyectos y los sueños que ambos tenían (Qué hiciste de Jennifer López).
En cambio, cuando el dolor ya se había suavizado y ya se estaba elaborando la ruptura, hay canta-autores, como Julio Iglesias (Hey!) y José Luis Perales (¿Y cómo es él?), que lograron exponer su posición con elegancia y suavidad. Sin embargo, hay quiénes como Rosalía (Despechá) optó por cantar – con un descarado empoderamiento femenino y mucha ironía – que ella andaba “despechá”, “alocá” y que salía con su “baby de la disco coroná’”, pidiendo a Dios que la libre de volver a su lado.
En resumidas cuentas, las rupturas nunca son ni bonitas ni sencillas, lo importante es saber canalizar el dolor. Yo, por mi parte, les agradezco a todos ellos sus temas porque me permiten enriquecer el vocabulario y las estructuras de mis alumnos de forma simpática y amena.