Todos los años nuevos empiezan con un sinfín de deseos y de buenos propósitos, de estos muchos se quedarán en agua de borrajas. Nuestro primer deseo para este año es que se avance un poquito más en el camino para alcanzar una educación justa, inclusiva y comprometida para que todos los niños y las niñas tengan un futuro mejor y con igualdad de oportunidades.
Tal y como se detalla en el reciente informe global de la UNESCO (Los futuros de la educación), transformar el futuro requiere reequilibrar de manera urgente la forma en la que nos relacionamos entre nosotros, con la naturaleza y con la tecnología para solucionar los problemas de equidad, inclusión y participación democrática.
Además, también se debe meditar sobre cómo fortalecer la educación como bien público y común, cómo dirigir la transformación digital, apoyar a los docentes y liberar el potencial de cada persona para contribuir al bienestar colectivo.
Para lograr este último objetivo, liberar (y potenciar) el potencial de nuestros alumnos, podemos intentar imaginar nuestro futuro, no solo el suyo, con ellos, reflexionar sobre cuál es su talento oculto.
Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.
Per approfondire
- https://www.un.org/es/observances/education-day/background
- https://www.un.org/es/observances/education-day