Antonio de Nebrija tenía una mentalidad abierta, novedosa y pionera. Estas características hicieron que se convirtiera en el primer puente intelectual entre España y el Nuevo Mundo, no solo porque su gramática sirvió de inspiración para la redacción de las gramáticas y de los diccionarios de lenguas amerindias, sino también porque introdujo en su Vocabulario español-latino de 1495 la palabra canoa, primer término de una lengua precolombina en una obra lexicológica española y europea, solo tres años del primer contacto entre las dos culturas.
Desde entonces el flujo de ida y vuelta no ha dejado de producir nuevas palabras, nuevas acepciones y de enriquecer el léxico del que disponemos los hispanohablantes (cfr. https://www.asale.org/damer/) como demuestran las recientes incorporaciones en la actualización 23.6 del diccionario en línea de la Real Academia Española (RAE): ej. ma, mujer o mama, o forro, persona muy atractiva (México).
Por eso, os aconsejo que, si viajáis a Madrid o alrededores entre enero y abril, visitéis la exposición Nebrija (c. 1444-1522), el orgullo de ser gramático (https://www.bne.es/es/agenda/exposicion-antonio-de-nebrija), que se puede ver en la Biblioteca Nacional hasta el 9 de abril para seguir descubriendo su genial figura.
En el siguiente enlace podéis ver algunas actividades que se celebrarán durante estas semanas: https://www.nebrija.com/vcentenarioantonionebrija/conmemoracion-nebrija-2022.php
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Por cierto, ¿sabéis cuál fue el primer vocablo registrado en italiano? ¿En qué obra apareció? ¿No? Pues buscadlo, seguro que os llevaréis una agradable sorpresa.